miércoles, 27 de octubre de 2010

Un paseo por Lovaina (2)

CLAUDE FISCO. Colegio de Valk [puerta de acceso](1783). Lovaina


En la primera parte de nuestro paseo habíamos hecho un alto en el camino a la salida del Colegio del Papa. Proseguimos nuestro itinerario bajando hacia la izquierda del mismo, al final de la calle tomamos la estrecha y animada Munststraat a la derecha, para alcanzar Tiensestraat y subir ligeramente la calle. Pocos metros más adelante nos situamos delante de la hermosa portada neoclásica del Colegio de Valk, antigua Escuela de Pedagogía del Halcón, como nos recuerda la inscripción situada sobre el arco. Es una de las escuelas más antiguas de la Universidad de Lovaina.

El edificio actual, en su mayor parte, fue construído en 1783 por Claude Fisco, el mismo arquitecto que diseñó la señorial Plaza de los Mártires, en Bruselas. A él corresponden la sencilla pero elegante fachada, el ala izquierda y el edificio principal, al fondo del patio que articula el conjunto.

La portada está formada por un solo arco de medio punto enmarcado por el dibujo de dos pilastras, meramente decorativas, y rematada por un frontón triangular. Sobre el arco puede leerse la inscripción "PEDAGOGIUM FALCONIS REAEDIFICAT MDCCLXXXIII". Ni en la fachada, ni en el resto del edificio empleó Fisco columnas o pilastras, consiguiendo sin embargo un conjunto majestuoso gracias a la perfecta coordinación de todos los elementos. En algunos aspectos, como el sistema de decoración y la organización de las fachadas, el edificio recuerda al Palacio de Luxemburgo, en París, en el que probablemente se inspiró su autor. 



CLAUDE FISCO. Colegio de Valk [patio interior](1783). Lovaina


Tras contemplar el hermoso patio del Colegio podemos continuar ascendiendo por Tiensestraat y, en pocos minutos, alcanzamos el Parque de San Donato, donde pueden apreciarse los restos de una antigua muralla del siglo XII que rodeaba la ciudad medieval. La sombra de sus árboles ofrece cobijo en las calurosas tardes de agosto y sentado en uno de sus bancos puede contemplarse el ir y venir de sus gentes, mientras se saborea alguno de los exquisitos dulces de las pastelerías próximas al parque.


CONSTANTIN MEUNIER. Anteproyecto de los relieves del Monumento al trabajo. Instituto Superior de Filosofía, Lovaina.


Al comienzo de Vlamingestraat, la calle que rodea el parque, se encuentra el Instituto Superior de Filosofía. El portal da acceso a un patio con edificios neogóticos muy transformados. El punto de mayor interés lo encontramos a la entrada del portal, a la derecha, donde está colocado el anteproyecto original de los relieves que componen el Monumento al trabajo, de Constantin Meunier, uno de los grandes artistas plásticos del realismo social en Bélgica. Meunier vivió en la ciudad en 1887, cuando fue nombrado profesor en la Academia de Lovaina, y allí inició la realización de un grupo de relieves que dignificaban el trabajo de la clase obrera. Aunque la obra quedó inacabada, años después se instalarían en el Monumento al trabajo de la Plaza de Trooz, en Bruselas.


Capilla de Nuestra Señora de la Fiebre (2ª mitad del siglo XVII), Lovaina.


En esa misma calle, poco más adelante, podemos admirar la fachada barroca de la Capilla de Nuestra Señora de la Fiebre, actualmente convertida en un centro de documentación católico. El maltrecho estado de piedras y ladrillos no resta un ápice de belleza a esta hermosísima obra.

En aquel lugar se veneraba una imagen de la Virgen que adquirió una  gran reputación en la ciudad por los milagros que hacía, especialmente cuando las enfermedades hacían estragos entre la población. Ese fervor hizo que el templo fuera engrandeciéndose con el paso del tiempo.

La iglesia que hoy puede admirarse se comenzó a construir hacia 1641 y se terminó hacia 1705 y pronto se convirtió en una de las favoritas de la aristocracia y la alta burguesía de Lovaina, que acudían allí durante el siglo XVIII a la misa diaria de once, ataviados con sus riquísimos trajes y, sobre todo, en sus llamativos carruajes, en un espectáculo que hoy causaría gran admiración.

La puerta de acceso, en piedra, dispone sobre ella una ventana, a una altura ligeramente superior que la de los nichos que la flanquean en las calles laterales, formando un agradable conjunto en el que contrasta el gris de la piedra con el rojo del ladrillo. La sencillez del cuerpo inferior contrasta con el barroquismo del cuerpo superior de la iglesia, que se manifiesta tanto en las formas curvas y caprichosas de los elementos arquitectónicos, en los frontones rotos y superpuestos, como en la densidad decorativa que rodea la imagen de la Piedad que preside el nicho que corona la fachada.


Iglesia de San Quintín (siglo XV). Lovaina


Dejamos atrás la exaltación barroca de Nuestra Señora de la Fiebre, encaminamos nuestros pasos por Parkstraat y alcanzamos Naamsestraat, para llegar al punto más alejado de nuestro recorrido, la iglesia de San Quintín.

Esta iglesia de estilo gótico se piensa que pudo haber sido erigida a lo largo del siglo XV, y quizá interviniese en ella Matheus de Layens, a quien ya hemos mencionado al hablar de San Pedro y el formidable Ayuntamiento de Lovaina.

San Quintín es un edificio de proporciones reducidas, una iglesia de tres naves con planta de cruz latina muy regular. Justo Lisipo, el filólogo y humanista que ejerció como profesor de Latín en la Universidad a finales del siglo XVI, la consideraba como la iglesia más bella de Lovaina.

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